Los ciberdelincuentes utilizan programas y conexiones maliciosas para acceder a nuestros equipos y redes, por eso instalar un firewall es una capa de protección esencial. Un firewall actúa como un vigilante que controla las comunicaciones que entran y salen de tu red, bloqueando las conexiones no autorizadas y permitiendo sólo las que cumplan tus reglas de seguridad.
Tipos de firewall
- Firewall de hardware: se instala como un dispositivo físico (por ejemplo, en el router) y protege toda la red. Es ideal para empresas o hogares con varios dispositivos, ya que filtra el tráfico antes de que alcance los equipos. Sin embargo, suele ser más caro y necesita una configuración especializada.
- Firewall de software: se instala como un programa en cada equipo (como Windows Firewall). Es flexible y más fácil de gestionar, pero sólo protege el dispositivo en el que está instalado y no la red completa.
Consejos para aprovechar al máximo el firewall
- Mantén activado el firewall que incluye tu sistema operativo o router; la mayoría de los cortafuegos se configuran automáticamente, pero conviene revisar su configuración para asegurarse de que bloquean el tráfico no deseado.
- Utiliza el firewall junto con otras herramientas de seguridad como antivirus y actualizaciones de software; ningún firewall es perfecto y no puede bloquear todo tipo de malware.
- Configura reglas personalizadas para restringir los puertos y protocolos que no utilizas; así reducirás la superficie de ataque de tu red.
Recuerda que un firewall no reemplaza las buenas prácticas de seguridad: usa contraseñas únicas, evita hacer clic en enlaces sospechosos y mantén tu sistema actualizado. Combinando estas medidas con un firewall reducirás el riesgo de intrusiones y te sentirás más tranquilo al navegar por internet.